Ex físico de la NASA dice que los ovnis podrían ser naves alienígenas y la ciencia debe afrontarlo seriamente
Hoy, 2 de julio, es el Día Mundial del Ovni y Kevin Knuth, un ex investigador de la NASA y actual profesor de física en la Universidad Estatal de Nueva York en Albany, explica por qué cree que algunos ovnis podrían ser naves de otros mundos y como el establishment científico ha sido negligente al respecto.
Durante una conferencia de la NASA sobre el tema extraterrestre a la cual asistí en 2002, un participante que disentía con nuestra moderada opinión dijo a toda voz: «¡Uds. no tienen idea de lo que hay allí fuera!». El momento fue incómodo a medida que esta declaración se hundía en el silencio. Y es que los humanos temen a que los extraterrestres visiten la Tierra, y hasta ahora la ciencia ortodoxa se ha agarrado de las vastas distancias cósmicas para negar la posibilidad de los viajes interestelares. Pero esta última noción es muy limitada, ya que depende de los paradigmas de nuestro incipiente conocimiento sobre astronáutica.
Yo siempre he estado interesado en los ovnis. Desde luego, es apasionante pensar que pueden haber otras civilizaciones allí fuera. Pero aún más apasionante para mi es la posibilidad que el viaje interestelar sea tecnológicamente alcanzable.
En 1988, durante mi segunda semana de posgrado en la Universidad Estatal de Montana, discutí con varios estudiantes sobre unas mutilaciones de ganado relacionadas con ovnis. Un profesor de física nos escuchó y se unió a la conversación. Él nos contó que tenía colegas trabajando en la Base Malmstrom de la Fuerza Aérea en Great Falls, donde habían reportado casos de ovnis desactivando misiles nucleares. En aquel momento pensé que este profesor nos estaba vacilando, pero ahora, décadas después, me sorprendí al ver una conferencia de prensa que mostraba a varios ex militares, incluyendo personal de la mencionada base, describir incidentes similares en los 1960s.
Pero esto obviamente no se limita a Estados Unidos, países como Brasil, Canadá, Dinamarca, Ecuador, Francia, Nueva Zelanda, Rusia, Suecia y el Reino Unido han estado desclasificando sus documentos ovni desde 2008. El recordado informe COMETA (1999), por ejemplo, hecho por un grupo de científicos y militares de Francia, concluyó que el 5 % de los avistamientos ovni eran inexplicables. Para esta categoría de «inexplicable», la mejor hipótesis propuesta fue que los objetos observados eran de origen extraterrestre. Además, también acusaron al gobierno estadounidense de encubrir evidencia fundamental al respecto.
Los ovnis como tabú para los profesionales
El método científico requiere que las hipótesis sean comprobables y reproducibles. Los encuentros cercanos con ovnis no pueden controlarse o repetirse, lo que hace su estudio muy desafiante. Pero el verdadero problema, según mi punto de vista, es que el tema ovni es un tabú.
Mientras que el público en general ha estado fascinado con los ovnis por décadas, los gobiernos, el establishment científico y los medios masivos han, esencialmente, declarado que todo el asunto responde a errores de observación humanos o rebuscados fenómenos naturales, negando u omitiendo cualquier evidencia que apunte a un origen extraterrestre. Este hecho aparta el tema del estudio científico serio y, en su lugar, lo lleva al conveniente y pantanoso campo de la pseudociencia y las teorías de conspiración.
Pienso que el escepticismo ovni se ha vuelto un tipo de religión con una agenda. Niegan la posibilidad extraterrestre sin evidencia que los apoye y a la vez proveen explicaciones estúpidas que refuerzan la noción popular de que existe una conspiración. Esto no le hace nada bien a la ciencia ni a la forma en que debe ser conducida.
Los medios masivos amplifican este escepticismo al publicar información de manera sensacionalista y en tono burlón.
¿Por qué los astrónomos no ven ovnis?
A menudo se me hace esa pregunta. Para el escarnio de quien la formula, los astrónomos SÍ han avistado ovnis. En 1977, Peter Sturrock, un profesor de ciencia espacial y astrofísica de la Universidad de Stanford, envió 2,641 cuestionarios sobre avistamientos de objetos voladores no identificados a los miembros de la Sociedad Astronómica Estadounidense. A cambio recibió 1,356 respuestas, de las cuales 62 —un 4.6 %— fueron positivas en cuanto al hecho de haber podido presenciar o registrar un fenómeno aéreo inexplicable. Este porcentaje es similar al 5 % de avistamientos ovnis que —de acuerdo al informe COMETA— permanecen sin explicación —aunque otros estudios como el poco conocido Reporte Especial Nº 14 del Proyecto Blue Book llega hasta un 21 %)—.
Como era de esperar, Sturrock concluyó que la confiabilidad de estos testigos era muy alta debido a que eran duchos observadores del firmamento nocturno. Cabe destacar que el 80 % de los astrónomos que le respondieron manifestaron que estarían dispuestos a estudiar el fenómeno ovni si hubiera una forma de hacerlo (sin ser ridiculizados). El cuestionario también reveló que los científicos más jóvenes estaban más predispuestos a apoyar abiertamente el estudio de los ovnis.
En resumen, los ovnis han sido avistados a través de telescopios. Yo mismo sé de un caso que experimentó un astrónomo aficionado en el cual observó un extraño objeto con forma de guitarra moviéndose a través del campo de visión de su telescopio. Avistamientos como este figuran en el libro Wonders in the Sky, en donde los autores compilan numerosas observaciones de fenómenos aéreos inexplicados hechos por astrónomos y publicados en revistas científicas del siglo 18 y 19.
Conclusión
Pienso que los tiempos que corren son ideales para abrir el asunto a la sociedad y plantear que no estamos solos. Necesitamos afrontar al menos la posibilidad de que algunos de los extraños objetos avistados que parecen desafiar a los mejores aviones de nuestro arsenal y cualquier explicación prosaica, son, de hecho, visitantes de otros mundos.
Si estamos siendo visitados, eso representaría una gran oportunidad para incrementar nuestro nivel de conocimiento y tecnología, como así también para reconfigurar nuestro lugar en el universo.
Fuente: MysteryPlanet