Muchos Misterios Ocultan En El Antiguo Egipto ¡Descubrelos!
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Existen misterios antiguos que es mejor no descubrir y tumbas que quizás no deberían ser profanadas. El Antiguo Egipto es el ejemplo vivo de esto ya que en los restos de sus ciudades antiguas, está la historia de una civilización plagada de misterios que, aún a la fecha y tras cientos de años de estudios, siguen sin resolverse.
El Antiguo Egipto y los misterios que lo envuelven.
Para nadie es un secreto que los sarcófagos donde enterraban a los faraones era algo sagrado para los egipcios. Sus gobernantes eran seres divinos y con el suficiente poder de mover masas de personas a su voluntad y así lo demuestran las escrituras. Por ello tampoco es de extrañarse que, en una cultura tan supersticiosa y dónde abundaban los relatos de maldiciones, embrujos y hechizos, algún Rey haya ordenado albergar algún conjuro que afectara a los que osaran profanar sus aposentos.
No lo sabemos con certeza, pero quizás, la humanidad vivió en carne propio lo que eran capaces de hacer los espiritistas de la época. En 1922 Howard Carter y Lord Carnarvon, un arqueólogo y el patrocinante de éste, descubrieron tras casi 20 años de expedición un sarcófago en las inmediaciones del río Nilo. En dicho lugar se encontraba los restos del gran Rey Tutankamón.
Un gran hallazgo del Antiguo Egipto, una terrible condena.
El hallazgo revolucionó todo el mundo de la arqueología y a los historiadores y es que los restos de los que se creen, fue uno de los reyes más influyentes de la época era un obsesión para aquel entonces. Carter y Carnarvon habían planeado una movilización de los restos para estudiarlos mejor, pero había una inscripción en la tumba que, a día de hoy, sigue inquietando a los especialistas “la muerte vendrá con alas raudas a aquellos que osen perturbar la paz del rey”.
Lord Carnarvon era un apasionado de la arqueología y, aunque no se dedicaba a ello directamente, coleccionaba objetos y obras de artes encontradas en las expediciones que patrocinaba. Sin embargo, esta sería la última expedición a la que acudiría, pues en 1923, fue picado por un extraño mosquitos que le causó una terrible fiebre que derivó en su muerte. Y no fue el único.
Varias personas ligadas a la expedición murieron en circunstancias similares o más inquietantes, incluyendo la secretaria de Carnarvon, quién se suicidó. Incluso las mascotas del coleccionista tuvieron un destino fatal. Su pájaro terminó devorado por una serpiente y su perro murió repentinamente al volver a Inglaterra.
Aún hay especulaciones y teorías sobre las muertes relacionadas al descubrimiento de la tumba de Tutankamón ya que todo parece indicar que lo escrito en el sarcófago no era más que una maldición para todos aquellos que osaran profanar sus restos y de los cuales, Carnevon y sus allegados sufrieron.