Los antiguos mayas bendecían sus campos de pelota, afirma nueva investigación
Para los aficionados al fútbol, lugares como la Bombonera, el Old Trafford o el Bernabéu, son prácticamente terreno sagrado. Ahora, los arqueólogos de la Universidad de Cincinnati (UC) encontraron evidencia de una reverencia similar en los campos de pelota construidos por los antiguos mayas en México.
Utilizando análisis de ADN ambiental, los investigadores identificaron una colección de plantas utilizadas en rituales ceremoniales en la antigua ciudad maya de Yaxnohcah, en Campeche. Las plantas, conocidas por sus asociaciones religiosas y propiedades medicinales, fueron halladas debajo del piso de una plaza sobre la cual se construyó un campo de pelota.
«Cuando erigían un nuevo edificio, solicitaban la buena voluntad de los dioses para proteger a las personas que lo habitaban», dijo el profesor de la UC, David Lentz. «Algunas personas lo llaman un “ritual de animación”, para obtener una bendición y apaciguar a los dioses».
Los antiguos mayas jugaban varios juegos de pelota, incluido el pok-ta-tok, que era una mezcla de fútbol y baloncesto. Los jugadores intentaban pasar una pelota a través de un anillo o aro en una pared.
«Pero no todos los campos de pelota tenían aros», aclaró Lentz. «Hoy en día pensamos en los campos de pelota como lugares de entretenimiento. No fue así para los antiguos mayas».
Hizo referencia a un famoso mito maya de los gemelos héroes que deben jugar un juego de pelota con los dioses para escapar del inframundo. Y los investigadores creen que en algunos casos, los competidores eran sacrificados al final del partido.
En algunas ciudades antiguas mayas como Tikal en Guatemala, los campos de pelota se construyeron prominentemente junto a los templos más grandes.
«Los campos de pelota ocupaban un lugar privilegiado en el centro ceremonial. Eran una parte fundamental de la ciudad», explicó el profesor de Cincinnati.
Rituales de inauguración
El profesor emérito de UC, Nicholas Dunning, recolectó una muestra de sedimento en la base de una pared lateral. Aquí, en un lugar conocido como el complejo Helena, los investigadores creen que se encontraba una plataforma cívica ceremonial consistente en piedra y tierra de 1 metro de altura.
«El sitio comenzó como una estructura residencial humilde construida sobre roca madre», detalló Dunning. «Estos sitios fundadores de la comunidad se convirtieron en lugares consagrados por la arquitectura monumental. Con el tiempo, miembros importantes de la familia fueron enterrados dentro de las plataformas en expansión, imbuidas de poder. Los mayas practicaban el culto a los ancestros».
«En cierto sentido, se creía que estructuras como el Grupo Helena estaban vivas o tenían almas que necesitaban ser alimentadas», añadió.
Cuando los edificios se expandieron o se reutilizaron, como con el campo de pelota, los antiguos mayas hicieron ofrendas para bendecir el sitio. Los arqueólogos a veces encuentran cerámica o joyería en estas ofrendas junto con plantas de importancia cultural.
«Hemos sabido durante años a partir de fuentes etnohistóricas que los mayas también usaban materiales perecederos en estas ofrendas, pero es casi imposible encontrarlos arqueológicamente, lo que hace que este descubrimiento utilizando ADN ambiental sea extraordinario», afirmó Dunning.
Plantas antiguas
Los restos de plantas antiguas rara vez se descubren en climas tropicales, donde se descomponen rápidamente. Pero utilizando ADN ambiental, los autores del estudio fueron capaces de identificar varios tipos conocidos por su importancia ritual. Por ejemplo, descubrieron evidencia de plantas asociadas con la medicina antigua maya utilizada en la adivinación. También un tipo de gloria de la mañana llamada xtabentun (I. corymbosa), que es conocida por sus efectos alucinógenos.
Asimismo, identificaron rastros de chiles, que los mayas destinaban al trato de enfermedades; el árbol Hampea trilobata, cuyas hojas servían para envolver paquetes de alimentos para ceremonias; y la planta Oxandra lanceolata, valorada por sus propiedades vasodilatadoras, anestésicas y antibióticas.
El botánico y profesor asociado de UC, Eric Tepe, subrayó que encontrar evidencia de estas plantas juntas en la misma muestra de sedimento pequeña es revelador.
«Creo que el hecho de que estas cuatro plantas, que tienen una importancia cultural conocida para los mayas, se encontraran en una muestra concentrada nos dice que fue una colección intencional y con un propósito debajo de esta plataforma», dijo.
Los investigadores durante años han identificado las dietas y usos de las plantas entre las culturas antiguas mediante el estudio de polen atrapado, carbón preservado y montones de basura antiguos. Ahora el ADN ambiental promete ayudar a aprender aún más sobre civilizaciones antiguas.
La investigación fue realizada a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México en colaboración con investigadores de la Universidad de Calgary, la Universidad Autónoma de Campeche y la Universidad Nacional Autónoma de México.
El estudio resultante ha sido publicado en la revista PLOS One.