Incidente de Teherán: cuando los ovnis desactivaron las armas de los aviones terrícolas
A veces, en su carrera un piloto puede encontrarse con cosas extrañas en el cielo que no encajan con ninguna explicación mundana o lógica. El artículo que Ud. leerá a continuación, describe uno de estos episodios sucedido en septiembre de 1976, entre pilotos de la entonces Fuerza Aérea Imperial iraní (IAFF) y misteriosos objetos que —entre otras cosas— fueron capaces de desactivar las armas de los aviones en pleno vuelo.
Hasta las 0030 del 19 de septiembre de 1976, había sido una noche de vigilancia tranquila para el comando de la IAFF apostado en Teherán. Pero, en una rápida sucesión, cuatro llamadas llegaron desde la periferia de la ciudad reportando una serie de extraños objetos en el cielo. Y aunque al principio se creyó que lo reportado podían ser confusiones con estrellas o algún planeta, esto quedó descartado luego que oficiales salieran afuera y vieran por sí mismos que algo fuera de lo normal se estaba manifestando.
Inmediatamente fue despachado un interceptor F-4 Phantom II para investigar. El piloto, Tte. Yaddi Nazeri, reportó que un objeto brillante era fácilmente visible a 70 millas. Sin embargo, cuando estaba a 25 millas náuticas del ovni, el avión perdió todo el sistema de instrumentos y comunicaciones, por lo que el piloto se vio obligado a alejarse y regresar por donde había venido, hasta que todos los sistemas a bordo volvieron a la normalidad.
Un segundo F-4 pilotado por el Tte. Parviz Jafari salió 10 minutos después. Al encontrarse a una distancia similar, el ovni comenzó a alejarse del interceptor, manteniendo una distancia pero siendo aún detectable en el radar, donde el retorno era similar al de un avión cisterna Boeing KC-135 (Stratotanker). Visualmente, lucía como un conjunto de luces estreboscópicas distribuidas en un patrón rectangular y alternando diferentes colores (azul, verde, rojo y naranja). De acuerdo al piloto y su navegante, la secuencia era tan veloz que se podían ver todos los colores al mismo tiempo.
A medida que el F-4 continuaba su persecución sobre el sur de Teherán, un segundo objeto luminoso más pequeño se desprendió del original y se dirigió a gran velocidad hacia el avión. Ante esto, el piloto intentó dispararle un misil AIM-9, pero no pudo hacerlo debido a que su panel de control de armas se desactivó justo en ese momento, al igual que su sistema de comunicaciones interno y UHF.
Para esquivarlo, Jafari tuvo que virar bruscamente y descender con aceleración de fuerza G negativa. No obstante, el pequeño objeto volador lo siguió y se ubicó tras él a unas 4 o 5 millas náuticas, para luego regresar y meterse nuevamente dentro del ovni principal. Cuando esto sucedió, un tercer objeto se desprendió y pareció caer a toda velocidad.
Habiendo recuperado el control del instrumental y sistema de armas, la tripulación del F-4 observó el tercer objeto pensando que podría ser alguna bomba lanzada por esta nave que estallaría al tocar tierra. Pero eso no ocurrió, y en su lugar aterrizó gentilmente sobre el terreno, brillando intensamente e iluminando una zona de casi 3 kilómetros.
El F-4 voló lo más bajo posible para determinar con precisión el lugar donde se posó esta luz y reportarlo a la base.
Posteriormente, y en un encuentro cercano final, Jafari y su compañero notaron otro ovni desplazándose sobre ellos mientras hacían el sobrevuelo. A diferencia de los otros tres, este era de forma cilíndrica, medía unos 8 metros de longitud, y tenía unas luces fijas en sus extremos y una destelleante en el centro. El piloto preguntó a la torre de control si podían detectarlo en el radar, y aunque la respuesta fue negativa, lo cierto es que sí pudieron detectarlo visualmente después.
De regreso a la base, tanto el piloto como el navegante tuvieron problemas al ajustar sus dispositivos de visión nocturna para el aterrizaje, el cual se complicó aún más debido a interferencias en los sistemas de comunicación al pasar a través de los 150 grados del rumbo magnético a la base. El sistema de navegación inercial se alteró de igual manera, fluctuando entre los 30 y 50 grados. Un avión civil que se encontraba en las cercanías, experimentó problemas similares en su sistema de comunicaciones, aunque no reportó ningún avistamiento inusual.
Al día siguiente, la tripulación del F-4 fue transportada en helicóptero al lugar donde creían había aterrizado uno de los ovnis. Este resultó ser el lecho de un lago seco y no parecía haber nada fuera de lo normal en él. Los lugareños, empero, al ser entrevistados por los militares aseguraron haber escuchado extraños ruidos la noche anterior y haber visto luces tan brillantes como las de un rayo.
Se sabe que poco después se envió un equipo a investigar la zona y llevar a cabo varias pruebas, entre ellas chequeos de niveles de radiación. Lamentablemente, los resultados nunca fueron conocidos públicamente.
Asimismo, y para escarnio de los pataleos escépticos entre «explicaciones» astronómicas y desmerecimiento hacia los pilotos —como siempre, tan originales—, este incidente fue tan significativo e impactante que el informe que acaban de leer es una traducción de un documento desclasificado redactado por el Capitán Henry S. Shields de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. en Europa (USAFE), al cual pueden acceder aquí.