Mher y la leyenda armenia de un portal a otro mundo grabado en la roca
La Puerta de Mher (o Mihr) está tallada en la roca misma, consiste en tres hendiduras rectangulares sucesivas: un triple portal que, al igual que otras estructuras similares alrededor del planeta, conectaría con otros mundos… o dimensiones. En este caso, lo que relatamos a continuación corresponde a un viejo mito armenio que asegura saber en qué día este portal puede ser traspasado.
El portal grabado en la piedra está ubicado en lo que se llamó Urartu, uno de los primeros reinos armenios que se erigió en una zona montañosa ubicada entre el sureste del mar Negro y el suroeste del mar Caspio, actualmente compartida por la República Armenia, Irán y Turquía, formada luego de la caída del Imperio hitita.
La religión urartiana presentaba un amplio panteón de divinidades que patrocinaban distintos fenómenos, siendo su dios supremo el dios Jaldi. Los urartianos contactaban con las divinidades del panteón a través de sacrificios rituales.
Es así como el triple portal tallado en la roca era el lugar por el que Jaldi y otras divinidades del panteón podían salir a nuestro mundo. Allí mismo, a los pies de tales estructuras, se ofrecían sacrificios rituales. Depende el dios o diosa al que se quería contactar para obtener su favor era el número de toros y ovejas requeridos.
Sin embargo, la puerta protagonista de este artículo lleva su nombre por una vieja leyenda. Se cuenta que Mher el menor (etimológicamente relacionado con la deidad solar Mitra) fue un héroe que hizo grandes proezas. Protegió ciudades de invasores, derrotó a demonios e incluso salvó la ciudad de Jezira de una gran inundación arrojando una roca al río y dividiéndolo en dos.
En una de las aventuras del héroe, sin saberlo, se enfrenta en batalla con su padre David de Sasún, ganándole. Como resultado, Mher es golpeado por una maldición: no podrá tener herederos ni tampoco morir. Apesadumbrado por esta carga y por no poder borrar la injusticia del mundo, consulta a sus ancestros, quienes le sugieren esconderse en una roca y esperar a que el mundo se vuelva un lugar mejor.
Tal como si fuera enviado por fuerzas superiores, un cuervo se le presenta y lo guía hasta una roca —llamada también Roca del Cuervo (Agrava Kar) por esto—. Allí, junto a su caballo, toca con su espada la roca, la cual se abre y lo acepta al igual que a su compañero equino.
De acuerdo a la tradición armenia, Mher sale de la roca dos veces al año para fijarse si el mundo ha cambiado o no. Asegurándose que no, siempre regresa a través del portal. Uno de esos días sería durante «el festival de las rosas» o «Vartavar», de origen pagano y dedicado a una diosa de la fertilidad, que tiene lugar 98 días después de la Pascua cristiana (en julio).
Se cree que, durante una de estas salidas esporádicas, un pastor se encontró con el legendario héroe, quien le aseguró que dejaría la roca una vez que el viejo mundo fuera destruido y de él surgiera uno nuevo y justo, «cuando el grano de trigo sea más grande que una nuez y la cebada mayor que la rosa silvestre».
Hasta entonces, Mher y su audaz caballo esperan del otro lado, tras el portal en la roca cercano a la ciudad de Van y bajo el cual fluye el río Lukos.
Otra versión más agorera de la leyenda dice que hay un fuego eterno y una rueda del destino que rota constantemente en la roca de Mher. Cuando la rueda se detenga, el héroe saldrá de su encierro para destruir el mundo injusto.
Fuente: https://mysteryplanet.com.ar/site/mher-y-la-leyenda-armenia-de-un-portal-a-otro-mundo-grabado-en-la-roca/