Trump firma orden ejecutiva para explotar los recursos de la Luna y los asteroides
EE.UU. despeja el camino para conquistar la lucrativa minería espacial y hacerse con recursos extraterrestres.
El hielo de agua y otros recursos fuera del planeta que ayudarán a EE.UU. a establecer la presencia humana de largo término sobre la Luna, están ahí para ser tomados, cree la Casa Blanca.
Es por eso que este lunes (6 de abril) el presidente Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva para instituir una política de explotación de recursos extraterrestres, basada en y respetando la base jurídica actual —el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967— que permite el uso de dichos recursos.
Esta perspectiva siempre ha existido en los círculos gubernamentales norteamericanos. Por ejemplo, EE.UU., al igual que otras naciones con carreras espaciales prominentes, NO ha firmado el Tratado de la Luna de 1979, el cual estipula que el uso no-científico de los recursos espaciales sea regulado por un marco internacional. Y en 2015, el Congreso aprobó una ley que explícitamente permite a las compañías y ciudadanos estadounidenses usar los recursos de la Luna y asteroides.
La nueva orden ejecutiva hace las cosas aún más oficiales, resaltando que EE.UU. no ve al espacio como un bien «global compartido» y en cambio vislumbra un camino abierto para la minería extraterrestre, sin la necesidad de tener acuerdos de nivel internacional que la limiten.
Llamada «Incentivo al Apoyo Internacional para la Recuperación y Uso de los Recursos Espaciales», la orden ha estado en desarrollo por cerca de un año, según reportó un funcionario senior de la administración durante una teleconferencia de prensa que tuvo lugar hoy. La principal razón sería, en parte, el deseo de la nación norteamericana por clarificar su posición a medida que negocia con socios internacionales para avanzar con el programa Artemisa de la NASA de una misión tripulada a la Luna.
«Los compromisos con socios internacionales siguen siendo importantes», dijo el funcionario.
Artemisa apunta a llevar dos astronautas a la superficie lunar en 2024 y comenzar a establecer una presencia humana sostenible allí para el año 2028. Los recursos lunares, especialmente el agua de hielo —que se piensa es abundante en los suelos en sombra permanente de los cráteres—, son la clave para las ambiciones de esta programa.
Pero la Luna no es el destino final para estas ambiciones. Artemisa está diseñado para ayudar a la NASA y a sus socios a ganar experiencia en misiones tripuladas de larga duración en el espacio profundo, lecciones que serán claves de aprender para luego ir por la colonización de Marte en la década de los 2030s.
«A medida que Estados Unidos se prepara para regresar a la Luna y su viaje a Marte, esta orden ejecutiva establece una política hacia la recuperación y uso de los recursos extraterrestres, tales como el agua y ciertos minerales, con el objetivo de incentivar el desarrollo comercial del espacio», dijo Scott Pace, asistente del presidente y subsecretario del Consejo Nacional del Espacio, en un comunicado.
Donald Trump ha mostrado un interés considerable en darle forma a la política espacial de su país. En diciembre de 2017, por ejemplo, firmó la Directiva de Política Espacial-1, que pavimentó la campaña para el programa Artemisa. Otras dos directivas fueron apuntadas a delinear la regulación comercial del espacio y los protocolos de tráfico espacial. Y por último, la Directiva de Política Espacial-4, que el presidente firmó en febrero de 2019, dio lugar a la Fuerza Espacial (USSF), la primera rama militar independiente de EE.UU. desde que fuera creada la Fuerza Aérea en 1947.
Fuente: Space.com.