Objetos enormes y misteriosos son detectados flotando en el espacio profundo
Un equipo de científicos ha detectado enormes y misteriosos objetos que podrían estar flotando en la Vía Láctea, afectando la precisión de lo que los astrónomos caracterizan como relojes cósmicos: los púlsares.
El profesor John LoSecco de la Universidad de Notre Dame explicó que la idea crucial proviene de la teoría de la relatividad general: estar dentro de un campo gravitatorio afecta el paso del tiempo. Al conocer con precisión la frecuencia de los pulsos emitidos por estos marcadores de tiempo estelares, es posible medir las alteraciones causadas por objetos masivos que pasan frente a ellos.
«La Tierra se mueve alrededor del Sol, y los púlsares de milisegundos a menudo están en sistemas binarios, en órbita alrededor de otro objeto. Tenemos que eliminar todos estos movimientos para obtener el tiempo exacto de llegada de los pulsos», explicó LoSecco a IFLScience. «Al hacerlo, cualquier objeto masivo que pase frente a un púlsar causará un retraso en el pulso. Un objeto con la masa del Sol, por ejemplo, podría crear un retraso de 10 microsegundos».
En la reciente investigación —presentada en la Reunión Nacional de Astronomía en la Universidad de Hull esta semana— se identificaron 12 candidatos a estos objetos misteriosos, provenientes de ocho púlsares independientes. El catálogo utilizado incluyó 65 púlsares de milisegundos que han sido rastreados hasta por 10.000 días. Algunas de las masas detectadas pasando frente a ellos son relativamente pequeñas, como una quinta parte de la masa del Sol.
La gran pregunta es: ¿qué son estos objetos? Podrían ser planetas masivos errantes, expulsados de sus sistemas originales. También podrían ser pequeños objetos estelares como enanas marrones o enanas blancas, o incluso cúmulos de materia oscura flotando por la galaxia.
«Me han advertido que no los llame planetas ni materia oscura, solo concentraciones de masa, porque solo mirando en el radio no se puede determinar qué son. Ni siquiera puedo garantizar que sean oscuros. Podrían ser una enana marrón, una enana blanca o algo más», señaló LoSecco.
La investigación aún está en progreso y el profesor está ansioso por recibir críticas y opiniones de otros científicos para seguir mejorando su trabajo. «Busco personas que critiquen porque me da ideas sobre qué volver a examinar y ser escéptico sobre el resultado», concluyó.