Estudio genético afirma que existió una población prehistórica en Siberia que desapareció misteriosamente
Investigadores que estudian el ADN prehistórico han descubierto un misterioso grupo de cazadores-recolectores que vivieron en Siberia hace quizás más de 10.000 años.
El hallazgo se realizó durante una investigación genética de restos humanos en el norte de Asia que datan de hace 7.500 años. El estudio también reveló que el flujo de genes del ADN humano no solo viajó desde Asia a las Américas —como se sabía anteriormente—, sino también en la dirección opuesta, lo que significa que las personas se movían de un lado a otro como pelotas de ping pong a lo largo del puente terrestre de Bering.
Además, el equipo examinó los restos de un antiguo chamán que vivió hace unos 6.500 años en el oeste de Siberia. Este lugar está a más de 1.500 kilómetros al oeste del grupo con el que tenía vínculos genéticos, según el nuevo análisis genético.
Unidos por Beringia
El norte de Asia, particularmente el área que se extiende desde el oeste hasta el noreste de Siberia, fue fundamental en el viaje de la humanidad por todo el mundo. Trabajos anteriores han demostrado que las primeras personas que llegaron a las Américas, desde hace al menos 13.000 años, probablemente cruzaron o bordearon la costa del puente terrestre que alguna vez conectó el norte de Asia con América del Norte. Este corredor, conocido como Beringia, ahora está inundado por el estrecho de Bering.
Sin embargo, aún se desconoce mucho sobre la composición genética de las personas que vivían en esta región clave en ese momento. Esto se debe a que los restos humanos prehistóricos con suficiente ADN para examinar en esta región «son extremadamente raros y difíciles de encontrar», dijo el autor principal del estudio, Cosimo Posth, profesor asistente de arqueología y paleogenética en la Universidad de Tubinga en Alemania.
Reflujo siberiano
En el nuevo estudio, los científicos analizaron 10 genomas humanos prehistóricos de individuos previamente descubiertos que vivieron en el norte de Asia hace 7.500 años.
Muchos de los individuos fueron encontrados en un área conocida como Altái, una encrucijada para las migraciones entre el norte de Siberia, Asia Central y Asia Oriental durante milenios, ubicada cerca de donde se unen las actuales Rusia, China, Mongolia y Kazajistán. Investigaciones previas en Altái revelaron la primera evidencia del linaje humano misterioso y mucho más antiguo conocido como los denisovanos, quienes junto con los neandertales son los parientes extintos más cercanos de los humanos modernos.
Los científicos descubrieron que un grupo previamente desconocido de cazadores-recolectores en Altái era «una mezcla entre dos grupos distintos que vivieron en Siberia durante la última Edad de Hielo», detalló Posth.
El ADN de estos cazadores-recolectores prehistóricos se encontró en muchas comunidades posteriores en el norte de Asia, desde la Edad del Bronce (alrededor de 3000 a.C. a 1000 a.C.) hasta la actualidad, «lo que demuestra cuán grande era la movilidad de estas comunidades».
Además, los autores hallaron múltiples episodios de flujo de genes de América del Norte a Asia durante los últimos 5.000 años, con genes del Nuevo Mundo llegando a la península rusa de Kamchatka en el océano Pacífico y Siberia central.
«Si bien ha habido mucho trabajo que muestra los flujos de ascendencia genética en las Américas, ha habido menos evidencia de reflujo desde el continente americano hacia Eurasia», dijo Vagheesh Narasimhan, genetista de la Universidad de Texas en Austin, que no participó en este estudio. «Este trabajo presenta una nueva muestra del noreste de Asia para respaldar estos resultados».
Chamán prehistórico
El autor principal del estudio, Ke Wang, profesor junior de antropología y genética humana en la Universidad de Fudan en China, se sorprendió mucho con los hallazgos sobre los restos de un hombre en la cueva Nizhnetytkesken en Altái, que fue encontrado con un traje religioso y artefactos que uno podría esperar de un chamán. Sus huesos datan de unos 6.500 años, lo que lo convierte en un contemporáneo del grupo Altái recientemente revelado, pero el análisis del equipo de investigación mostró que tenía vínculos genéticos con grupos en el Lejano Oriente ruso, más de 1.500 kilómetros al oeste de sus restos.
«Esto implica que individuos con perfiles genéticos muy diferentes vivían en la misma región», comentó Wang. «Su ajuar funerario parece diferente de otros sitios arqueológicos, lo que implica la movilidad de individuos cultural y genéticamente diversos en la región de Altái».
Pero el descubrimiento, asimismo, plantea una serie de preguntas y posibilidades interesantes sobre la gente de la región en ese momento. ¿Podría su grupo ancestral haber estado más extendido de lo que pensábamos anteriormente? ¿O significa que él era, de hecho, un practicante religioso ambulante o un sanador?
Lo que sí responde este estudio es que los grupos prehistóricos estaban más conectados de lo que se creía anteriormente.
Fuente: Live Science. Edición: MP.