El Escarabajo Sagrado, el amuleto egipcio para derrotar el mal y la oscuridad
Entre los símbolos más famosos asociados con el antiguo Egipto se encuentra un singular insecto, que por sus cualidades y apariencia gozó de mucho más que veneración en milenios pasados: estamos hablando del escarabajo.
En cierto modo, el impacto de esta criatura en la historia religiosa-cultural de la civilización del Nilo es tan extenso, que si somos un poco generosos podría ponerse a la altura de las pirámides o la máscara de Tutankamón. Pero, ¿por qué el escarabajo era tan importante para los egipcios? ¿Y qué representaba en su cultura?
Recorramos la historia de este animal-amuleto desde el principio para comprender mejor su papel fundamental. Para empezar, la sacralidad del escarabajo se remonta a la época Tinita —también conocida como periodo Protodinástico—, que la historiografía recoge entre el 3150 a.C. y 2700 a.C. Sin embargo, como costumbre se extendería masivamente con el uso de amuletos recién unos siglos más tarde, precisamente a partir del 2350 a.C., para explotar definitivamente durante el Imperio Nuevo.
Con el tiempo, estos amuletos se volvieron cada vez más elaborados y fieles al modelo natural —inicialmente tenían la forma de simples granos raspados para imitar la forma del escarabajo pelotero—. Continuando, empero, el arte se refinó y así nacieron colgantes, joyas (los anillos son muy comunes) y sellos que recuerdan al insecto sagrado.
Jepri
El escarabajo sagrado fue llamado Jepri (o Khepri) y asociado al dios del Sol naciente y el renacimiento, quien se transformaba a sí mismo cada mañana. El nombre deriva, justamente, del verbo egipcio ḫpr, que significa ‘llegar a ser’, ‘ser transformado’, ‘nacer’ o ‘crear’.
Esto se explica por dos observaciones de la naturaleza hecha por los antiguos egipcios. La primera es el movimiento giratorio de las grandes masas de excremento operadas por el pequeño insecto con el Sol que sale cada mañana —de hecho, no es raro encontrar representaciones del escarabajo sagrado que «empuja» al Sol por el cielo como Jepri—. La segunda es que las crías del escarabajo coprófago salen directamente de las bolas de excremento, que la especie también utiliza como madriguera para poner sus huevos —las masas de material biológico están, en efecto, dotadas de todas las propiedades necesarias para hacer crecer a los jóvenes, para que encuentren abundante comida—.
Esta última observación fue la que llevó a que los egipcios dedujeran erróneamente que el escarabajo era capaz de reproducirse de esta forma y en consecuencia también lo asocien con el dios Atum, quien según la creencia genera de forma autónoma a sus hijos.
Amuleto en esta y la otra vida
Entonces, ¿qué representaba el escarabajo?
Básicamente se asociaba —como hemos visto en este artículo— con los conceptos de renacimiento y resurrección. Era una costumbre muy común en la época llevar un amuleto con su forma alrededor del cuello en la vida cotidiana porque se pensaba que protegía contra las fuerzas del mal. No obstante, se usaba igualmente más allá de la vida, para facilitar el paso al reino de los muertos.
Y es que si tenemos en cuenta la obsesión de los antiguos egipcios con lo que sigue después que dejamos este mundo, nos quedará más claro el por qué el escarabajo era tan preciado.
Desde la dinastía XVIII, se extendió la práctica de posicionar un amuleto de escarabajo sobre el corazón del difunto —único órgano que no se extraía durante la momificación, pues una momia enterrada sin él no podía renacer—, a menudo grabado con versos del Libro de los Muertos; más específicamente de su Capítulo 30.
Esto era de suma importancia en el Más Allá durante el juicio del difunto y el pesaje del corazón contra la pluma de Maat (símbolo de la verdad y la justicia universal). Pues de esta manera, el corazón era silenciado por el escarabajo y no podía dar testimonio contra su propietario.
Uno de los ejemplos más famosos es el pectoral del infame Tutankamón, el cual está decorado con oro, lapislázuli, vidrio y varias joyas que rodean a una gema amarilla translúcida en forma de escarabajo que ocupa el centro.
Asimismo, una reciente tomografía computarizada de la momia conocida como «Niño de Oro» de 2.300 años de antigüedad, reveló cuarenta y nueve amuletos protectores colocados con precisión en tres columnas. Entre ellos, claro está, no faltó el escarabajo protector.
Referencia:
Por MysteryPlanet.com.ar.