El caso de Doris D, uno de los misterios más grandes de la Tierra.
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¿Alguien ha leído la novela «El Ente»? Si no, es muy probable que hayas visto la película basada en ella. Trata de una mujer que es atacada por una especie de ser paranormal que solo ella puede ver. La mujer es abusada sexualmente, golpeada y sometida por el espectro, pero solo ella podía verlo ¿Y si supieras que está inspirado en un caso real? El caso de Doris D ha sido uno de los casos más intrigantes en historia del a Tierra, pero de los menos estudiados en lo que a parapsicología se refiere y a día de hoy, sigue siendo un misterio total. Muchos escépticos han concluido que el caso de Doris D no es más que un agudo trastorno esquizofrénico, pero las pruebas recabadas indican que no lo era.
Doris D, un misterio paranormal que nadie en la Tierra pudo resolver
En el año 1974, una mujer contactó con el Dr. Barry E. Taff, psicólogo e investigador de la universidad de California después de recibir diagnósticos de normalidad de los psiquiatras a los que asistió anteriormente.
Cuando Taff se reunió con Doris Bitter, se sorprendió al ver las extrañas y terribles heridas que rodeaban su cuerpo, algunas en sus zonas genitales. Eso hizo que la idea de que se trataba de una construcción imaginaria de algún atacante por parte de Doris quedara descartada totalmente, pues era imposible que las heridas fueran auto infligidas.
Después de entrevistar a la mujer y a sus hijos, Taff se interesó en el caso debido a la complejidad de este y decidió solicitar ayuda a Kerry Gaynor, un hipnótico que buscaría en la mente de Bitter recuerdos remotos de algún trauma que le hiciera crear a su atacante. No encontraron nada.
¿Un acosador interdimencional?
Mientras las pruebas se llevaban a cabo, Doris Bitter seguía siendo abusada todas las noches por el supuesto acosador. Taff no encontraba alguna respuesta lógica a los acontecimientos y las esperanzas de encontrar solución se reducían cada vez más, por lo que él y su grupo optaron por la conclusión de que, eventualmente, los «ataques» deberían cesar en algún punto.
Sin embargo, los sucesos no cesaron y a pesar de que en un principio se pensó de que se trataba de algún trastorno relacionado con la mecánica del sueño (ya que los ataques ocurrían cuando Doris dormía), esa hipótesis quedó descartada ya que los ataques empezaron a producirse en presencia de los investigadores.
Destellos de luz que aparecían y desaparecían de la nada, puertas que se cerraban o abrían de golpe, utensilios de cocinas que salían volando. Todo parecía indicar que, realmente, estaban ante una presencia paranormal.
Doris fue finalmente trasladada al laboratorio de la Universidad de California, pero los ataques no cesaron. Durante investigaciones de mente abierta se pudo descubrir que la mujer había sido víctima de abuso sexual durante su niñez, lo que dividió al grupo de investigación en dos grupos: los que habían presenciado manifestaciones para normales y los que creían que todo estaba en la mente de la víctima.
Al ver que los científicos no llegaban a ninguna conclusión, frustrada, la mujer dejó de participar en los experimentos y decidió mudarse con sus hijos. Dos años después, y tras diferentes traslados, los ataques bajaron de frecuencia hasta que desaparecieron.
La investigación se detuvo, no se estudió más el caso y todo quedó como una «anécdota» más. Sin embargo, el misterio aún continúa vivo.