Derinkuyu, ¿el búnker más antiguo del mundo para sobrevivir al reinicio de la civilización?
El nombre de esta antigua ciudad subterránea significa ‘pozo profundo’, y el misterio sobre su construcción y datación ha llevado a algunos investigadores a debatir su verdadero propósito. ¿De qué se refugiaron realmente las miles de personas que se albergaron en este ancestral búnker?
Localizada en la región de Capadocia, Derinkuyu es conocida por ser la de mayor atracción turística de las 37 ciudades subterráneas abandonadas de esta región. La facilidad de excavar el suelo volcánico de la zona, llevó a sus moradores a crear una ciudad de hasta 18 niveles subterráneos, en uno de los proyectos a gran escala más sorprendentes que la humanidad jamás haya hecho bajo tierra.
El militar e historiador griego Jenofonte, menciona las ciudades subterráneas de Capadocia en la Anábasis. En ese relato de la expedición de 10 mil mercenarios en el Imperio persa, en 399 a.C., explica que los habitantes de Anatolia habían excavado sus casas bajo tierra y vivían en alojamientos lo suficientemente grandes como para albergar una familia, sus animales domésticos y los suministros de alimentos que éstos almacenaban.
Y, de hecho, en el interior de la ciudad pueden observarse establos, comedores, salas para el culto, cocinas —aún ennegrecidas por el hollín de los hogares—, prensas para el vino, bodegas, cisternas de agua y áreas habitacionales. La ciudad cuenta con pozos de agua, galerías de comunicación y un total de 52 pozos de ventilación.
Se calcula que estas instalaciones eran suficientes para dar refugio a entre 10 y 20 mil personas. ¿Pero refugio contra qué?
Punto militar estratégico
Muchas culturas pasaron por esta parte de Turquía. Durante siglos, Capadocia ocupó un lugar de importancia estratégica junto a la legendaria Ruta de la Seda que conectaba Asia con Europa.
En un principio, los historiadores apuntaron a que los túneles y habitaciones de Derinkuyu no fueron más que el refugio tallado por cristianos del siglo VII d.C. que buscaban esconderse de los árabes. Sin embargo, más tarde se descubrió evidencia del uso del lugar en tiempos tan remotos como el siglo VIII a.C., cientos de años antes del surgimiento del Cristianismo. Un tiempo cuando los frigios que habían migrado a la zona se vieron amenazados por el avance del sanguinario Imperio asirio.
El laberinto de corredores con tres puntos estratégicamente seleccionados, cuyo acceso podía ser bloqueado desplazando las rocas adyacentes; impidiendo así la entrada de intrusos, abonan, de acuerdo a algunos, a esta teoría de búnker militar.
Sin embargo, esta teoría tiene algunas falencias. Las piedras que bloqueaban los accesos podían ser destruidas fácilmente por un ejército; el cual, cabe agregar, ni siquiera habría necesitado hacer eso para acabar con los habitantes de Derinkuyu. Hubiera bastado solo con asentarse en la superficie, esperar que la ciudad subterránea se quede sin recursos y sus habitantes salgan o mueran de hambre.
La cuestión de la antigüedad
La falta de evidencia arqueológica y datación certera sobre la construcción de la ciudad subterránea da lugar a la posibilidad de que sea mucho más antigua de lo que se piensa, siendo los cristianos y los frigios simples ocupantes —mas no constructores— de muchos a lo largo del tiempo.
¿Pero qué tan antiguos pueden ser estos túneles y niveles bajo tierra?
Hay pruebas que sugieren que Derinkuyu puede remontarse incluso hasta la última Edad de Hielo. Por ejemplo, en los muros de la ciudad se observan marcas bifaces que coinciden con las que dejarían herramientas de piedra y hachas de mano halladas en el lecho de un río a kilómetro y medio de Derinkuyu. Los arqueólogos turcos dataron estas herramientas en una antigüedad de 11.500 años.
También las estructuras en forma de columna halladas en el yacimiento de Karahan Tepe, datado en el 9500 a.C. y a menos de 5 kilómetros de distancia, tienen una gran similitud con las llamadas chimeneas de hadas naturales de Capadocia.
Y como se mencionó anteriormente, Capadocia no solo alberga a Derinkuyu, sino a varios complejos subterráneos, incluyendo Kaymaklı, la ciudad vecina conectada por un túnel de 8 km de largo.
Esta gran complejidad de una red de ciudades subterráneas pone de manifiesto que la amenaza en la superficie seguramente debió ser más grande que un simple ejército. Es más, la amenaza pudo no estar en la superficie, sino en los cielos.
Cavernas como arca
La respuesta a todo tal vez se encuentre en un mito persa. Uno que habla justamente sobre la construcción de una enorme ciudad subterránea y su verdadero propósito.
En el segundo capítulo de la Vendidad de la Avesta, se habla del equivalente persa de Noé, el cuarto y más grande rey de la dinastía Pishdadian llamado Jamshid, a quien el dios omnisciente Ahura Mazda le advierte no sobre un cataclismo en forma de inundación, sino de un invierno fatal que asolará la tierra.
«¡Oh, justo Jamshid, hijo de Viva! ¡En el mundo material, los inviernos malvados están a punto de caer, lo que traerá al feroz, helada mortal y hará que los copos de nieve caigan espesos».
Ahura Mazda aconseja a Jamshid que construya un Vara (Avestan: recinto) en forma de una caverna de varios niveles, dos millas (3 km) de largo y dos millas (3 km) de ancho. Esto lo debe poblar con los hombres y mujeres más aptos; y con dos de cada animal, ave y planta; y suministro de alimentos y agua reunidos el verano anterior.
«Jamshid crea el Vara aplastando la tierra con un sello de su pie y amasándolo en forma como un alfarero hace arcilla. Él crea calles y edificios, y trae a casi dos mil personas para vivir allí. Él crea luz artificial, y finalmente sella el Vara con un anillo de oro», se lee.
Los textos sagrados también advierten que el inicio de este invierno sería anunciado por una «serpiente en el cielo».
Dryas Reciente
El mítico Vara se parece mucho a las ciudades subterráneas de Capadocia. Y la «serpiente del cielo» —importante símbolo en varias culturas— bien puede referirse al impacto del cometa Clovis y sus restos hace 12.900 años en gran parte del hemisferio norte que, según una hipótesis reciente, inició el enfriamiento del Dryas Reciente —un «invierno fatal»—.
Y podemos encontrar algo sólido que parece apuntar en la misma dirección cósmica en el santuario más antiguo del mundo: Göbekli Tepe, también en Turquía. En 2017, un equipo de la Universidad de Edimburgo estudió las tallas de animales realizadas en un pilar del santuario conocido como la piedra buitre, descubriendo que las criaturas eran en realidad símbolos astronómicos que representaban las constelaciones y un cometa que impactó a la Tierra.
¿La fecha marcada en la piedra? Circa 10.950 a.C., justo en el momento en el que comienza el periodo Dryas Reciente, de acuerdo con los datos obtenidos en núcleos de hielo de Groenlandia.
Teniendo todo lo anterior en cuenta, podemos llegar arribar a una asombrosa posibilidad: Derinkuyu y otras ciudades subterráneas en Capadocia fueron una manera de aislarse de un cruel invierno provocado por un cometa y tener un lugar para protegerse de otro potencial impacto proveniente de los cielos. Un lugar para sobrevivir al reinicio de la civilización en el búnker más asombroso y antiguo del mundo.
Referencias:
Por MysteryPlanet.com.ar.