MISTERIO

Científicos detectan vapor agua en la superficie de una luna de Júpiter


Los científicos ya tenían indicios de que había un gran océano debajo de su capa de hielo. Ahora, con este hallazgo, podría convertirse en el primer lugar habitable de nuestro Sistema Solar, además de la Tierra.

Hace cuarenta años, una nave espacial Voyager tomó las primeras imágenes de primer plano de Europa, una de las 79 lunas de Júpiter. Estos revelaron grietas marrones que cortan la superficie helada de la luna, lo que le da a Europa la apariencia de un globo ocular venoso. Las misiones al sistema solar exterior en las décadas posteriores han acumulado suficiente información adicional sobre Europa para convertirlo en un objetivo prioritario de investigación en la búsqueda de vida de la NASA.

Lo que hace que esta luna sea tan atractiva es la posibilidad de que posea todos los ingredientes necesarios para la vida. Los científicos tienen evidencia de que uno de estos ingredientes, el agua líquida, está presente debajo de la superficie helada y que a veces puede irrumpir en el espacio en enormes géiseres. Pero nadie ha podido confirmar la presencia de agua en estos penachos midiendo directamente la propia molécula de agua, hasta ahora…

Recientemente, un equipo liderado por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA ha detectado el vapor de agua por primera vez sobre la superficie de Europa. Para hacerlo, se midió el vapor observando esta luna a través de uno de los telescopios más grandes del mundo, el observatorio W. M. Keck en la cima del volcán Mauna Kea, Hawái.

Confirmar que hay vapor de agua sobre Europa ayuda a los científicos a comprender mejor el funcionamiento interno de la luna. Por ejemplo, ayuda a respaldar una idea: que hay un océano de agua líquida, posiblemente el doble de grande que el de la Tierra, chapoteando debajo de la capa de hielo de millas de esta luna —una idea que es casi una certeza—.

Izquierda: imagen de Europa tomada a 2.9 millones de km por la sonda Voyager 1, el 2 de marzo de 1979. Centro: imagen a color tomada el 9 de julio de 1979 por la sonda Voyager 2. Derecha: vista de Europa hecha con imágenes tomadas por la sonda Galileo a finales de los 1990s.

Algunos científicos sospechan que otra fuente de agua para los penachos podría ser depósitos poco profundos de hielo de agua derretida no muy por debajo de la superficie de Europa.

También es posible que el fuerte campo de radiación de Júpiter esté eliminando partículas de agua de la capa de hielo de Europa, aunque la investigación reciente argumentó en contra de este mecanismo como la fuente del agua observada.

«Elementos químicos esenciales (carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre) y fuentes de energía, dos de los tres requisitos para la vida, se encuentran en todo el sistema solar. Pero el tercero, el agua líquida, es algo difícil de encontrar más allá de la Tierra», dijo Lucas Paganini, un científico planetario de la NASA y quien dirigió la investigación de detección de agua. «Si bien los científicos aún no han detectado el agua líquida directamente, hemos encontrado la siguiente mejor opción: el agua en forma de vapor».

Paganini y su equipo informaron en la revista Nature Astronomy este 18 de noviembre que detectaron suficiente liberación de agua de Europa (2,360 kilogramos por segundo) para llenar una piscina olímpica en cuestión de minutos.

Sin embargo, los científicos también descubrieron que el agua aparece con poca frecuencia; al menos no en cantidades lo suficientemente grandes como para detectarlas frecuentemente desde la Tierra. De hecho, las moléculas de agua en la superficie fueron detectadas solo una vez en 17 noches de observación.

«Para mí, lo interesante de este trabajo no es solo la primera detección directa de agua sobre Europa, sino también la falta de ella dentro de los límites de nuestro método de detección», concluyó Paganini.

Futura investigación

Pronto podríamos encontrar respuestas definitivas sobre los misterios de Europa y su nivel de habitabilidad. Se espera que la misión Clipper con destino a esta luna sea lanzada a mediados del próximo año, para redondear finalmente décadas de investigación de otras misiones.

Cuando llegue a Europa, Clipper la orbitará y hará un sondeo detallado de su superficie, interior, atmósfera, océano subsuperficial y otras características. Además tomará imágenes de los géiseres y realizará análisis de las moléculas atmosféricas con espectroscopios de masa. Y por si fuera poco, dejará todo preparado para el próximo paso, encontrando un lugar ideal para que la NASA envíe un robot a recolectar muestras.

Fuente: NASA. Edición: EP.





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