Expertos preocupados de que los multimillonarios se vuelvan inmortales, aumentando sus riquezas para siempre
Financiada por multimillonarios como Jeff Bezos, la investigación antienvejecimiento en 2023 podría «iniciar la mayor revolución en la medicina desde el descubrimiento de los antibióticos».
Seamos claros: la ciencia moderna ha hecho muchas cosas increíbles para la salud humana. Vivimos mucho más tiempo que antes, y la calidad de vida se mantiene mucho mejor, durante mucho más tiempo, que en cualquier otro momento de la historia.
Pero hay muchas personas ricas que no solo quieren vivir más tiempo. Quieren vivir para siempre y están usando sus abultados bolsillos para intentar que esto suceda. De hecho, la revista especializada Wired acaba de declarar que la investigación antienvejecimiento en 2023 podría «iniciar la mayor revolución en la medicina desde el descubrimiento de los antibióticos».
¿Podría ser todo esto otro caso de mucho ruido y pocas nueces? Es probablemente que lo sea en gran medida. No obstante, también es posible que la búsqueda de la inmortalidad marque un nuevo y sombrío punto de inflexión en la historia no solo de la humanidad, sino de la riqueza que un pequeño porcentaje de ella puede acumular.
Por ejemplo, los avances en tecnología y medicina antienvejecimiento podría significar que personas como Jeff Bezos serían capaces de continuar acumulando una gran fortuna para siempre, ganando con ello un inmenso poder sobre el resto de los mortales que —en un principio— no podría acceder a ella.
«Supongamos que tuviéramos una especie de vacuna para la pandemia de la edad», dijo a The Financial Times Christopher Wareham, bioético de la Universidad de Utrecht que estudia la ética del envejecimiento. «Esto va a exacerbar potencialmente todos los tipos de desigualdades existentes que tenemos… Cuanto más tiempo estés, más se acumulará tu riqueza, y cuanto más rico seas, más influencia política tendrás».
Es una hipótesis escalofriante, por decir lo menos. El tiempo, por supuesto, es la razón central por la que todo cambia realmente, incluida la política. Los viejos líderes y sistemas de creencias mueren, nacen nuevos ciudadanos con ideas frescas; en la postulación distópica de Wareham, dictadores y autócratas, así como sus donantes, acudirían en masa a la todavía mítica fuente tecnológica de la juventud.
Y dado que ni la riqueza ni el poder, político o de otro tipo, son históricamente algo que la gente está demasiado interesada en compartir, no es exactamente descabellado suponer que los ya ricos fabricantes de tal medicamento o dispositivo milagroso podrían emplear algunos esfuerzos de vigilancia considerables. (Curiosamente, el fundador multimillonario de SpaceX y esperanzado colonizador de Marte, Elon Musk, se opone en gran medida a la tecnología de la inmortalidad con el argumento de que los líderes definitivamente deberían morir en algún momento).
Dicho esto, algunos en el campo están lidiando con estos problemas, al menos en principio. Mehmood Khan, por ejemplo, director ejecutivo de Hevolution Foundation, una organización sin fines de lucro dedicada a la longevidad, le dijo al FT que su organización solo financia productos que pueden «democratizarse».
«Si esto va a ser un tratamiento de un millón de dólares para un puñado de personas, no tiene interés», dijo al medio.
En otro lugar, Altos Labs, financiado por Bezos, fundado con la intención de materializar la «programación de rejuvenecimiento celular» para «revertir» enfermedades y lesiones, dice que está comprometido a ayudar a tantas personas como sea posible.
Pero, por supuesto, como cualquiera de estas organizaciones aún tiene que descifrar el código de la inmortalidad, estas son solo promesas. Eso sí, cualquier avance en este campo sería un premio gordo financiero y, en general, cuando se trata de tanto dinero —y nuevamente, tanto poder—, las promesas se rompen fácilmente.