MISTERIO

¿Estás teniendo sueños vívidos e intensos durante la pandemia? La ciencia lo explica


Un interesante efecto colateral del confinamiento y la actual pandemia de coronavirus son los sueños vívidos, tal como está siendo reportado por mucha gente alrededor del mundo a través de blogs y redes sociales.

Mientras tales sueños pueden ser confusos o inquietantes, se considera que soñar ayuda a procesar lo que atravesamos durante la vigilia, que ciertamente está lejos de lo normal en la actualidad.

Mientras dormimos

Lo recomendado para adultos, es dormir entre siete y nueve horas al día para mantener una salud óptima y bienestar.

Cuando dormimos, pasamos por diferentes fases que forman un ciclo. Esto incluye el sueño ligero, sueño profundo, y un periodo conocido como REM (Rapid Eye Movement/Movimiento ocular rápido), que suele darse más prominentemente durante la segunda mitad de la noche.

Los sueños pueden ocurrir dentro de todas las fases mencionadas, empero, se considera que la fase REM es la responsable por aquellos más emotivos y visuales —tanto que hasta se sienten «reales»—, a pesar que no siempre recordamos con detalle sus contenidos. De acuerdo a los especialistas, además tendría propiedades únicas que nos ayudarían a regular nuestro humor, rendimiento y funcionamiento cognitivo.

Algunos días —o más bien noches—, los sueños actúan como un mecanismo de defensa para nuestra salud mental, dándonos una oportunidad simulada de trabajar sobre nuestros miedos y ensayar para eventos de la vida real.

La pandemia de coronavirus (covid-19) y las restricciones a nuestras libertades individuales asociadas, pueden tener un impacto en cómo y cuándo dormimos. Esto tiene efectos tanto positivos como negativos, de acuerdo a la persona, aunque en ambas situaciones los sueños parecen haberse intensificado.

Alteraciones oníricas

Durante la pandemia, que ya se ha extendido por varios meses, estudios provenientes de China y el Reino Unido han mostrado que mucha gente está reportando un aumento del estado de ansiedad, a la vez que sus patrones oníricos se han visto alterados. Esto se debe principalmente a la acción nociva de los medios de comunicación, cuyo alarmismo y sobre(o des)información conspiran contra nuestra tranquilidad y descanso nocturno.

Asimismo, si se altera la rutina que termina en cuando nos vamos a dormir —como ha sucedido para la mayoría de nosotros—, es posible que esto último no lo hagamos como se debe. Es por eso que la presión para llegar a la fase REM se incrementa, por lo que cuando finalmente podemos conciliar el descanso que el cuerpo y la mente necesitan, se da un efecto rebote, que lleva a que la fase REM sea más profunda, con sueños más vívidos y emotivos que los usuales.

Más tiempo en la cama

Otros estudios indican que la gente quizás esté durmiendo más y moviéndose menos durante la pandemia.

Si estás trabajando o aprendiendo desde casa con horarios flexibles y sin los desplazamientos habituales en el mundo exterior, tal vez no necesites levantarte tan temprano «para llegar a tiempo». Un incremento en la capacidad de recordar los sueños ha sido asociada con el tener más tiempo durmiendo como también así con despertar más naturalmente —sin despertadores— del estado REM.

Si no vives solo, ciertamente tienes alguien con quien compartir historias sobre lo soñado en la mañana. Este acto de compartir los sueños refuerza nuestra memoria sobre ellos, a la vez que nos prepara para recordar más detalles en las noches subsecuentes.

La preocupación por la pandemia

El soñar nos puede ayudar a lidiar mentalmente con nuestra actual situación al igual que simplemente reflejar nuestras realidades y preocupaciones.

En este tiempo de cambio en las normas sociales, nuestro cerebro tiene mucho que procesar durante la hora de dormir, por lo que se espera un contenido de los sueños más profundo de lo esperado si nos sentimos con ansiedad o estresados a causa de la pandemia, nuestra situación laboral o familiar.

Por lo tanto, se esperan más reportes de sueños con contenidos relacionados con el miedo, tabús sociales, estrés laboral, dolor y pérdida, integrantes que extrañamos de  la familia o grupo de amigos, o acerca de los riesgos de la enfermedad que circula en el exterior.

Dichas experiencias ya han sido reportadas antes durante eventos asociados con cambios abruptos, tales como aquellos desatados luego de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos, desastres naturales, o guerra.

Fuente: ScienceAlert.

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