OPERACION HIGHJUMP
Neuschwabenland – El paraiso antartico NAZI
La conjunción del misterioso aspecto esotérico del régimen nazi y la increíble aceleración de su tecnología militar al final de la guerra, fueron el combustible que genero multitud de leyendas tras acabar la contienda. Nazis fugados a inhóspitos parajes en increíbles submarinos y aparatos bélicos, formaron parte de una mitología en la que es difícil separar realidad y ficción.
Uno de esos mitos, quizás nunca bien investigados es el de las bases nazis en el continente antártico. La historia comienza a rastrearse gracias a un curioso telegrama del almirante y jefe de las fuerzas navales Doenitz, que paso casi desapercibido en diciembre de 1943, cuando los aliados estaban más afanados y concentrados en acabar con hitler.
El telegrama decía así: “La flota submarina alemana se siente orgullosa de haber construido un paraíso terrenal, una fortaleza inexpugnable para el Führer en alguna parte del mundo”.
Lo cierto es que el tiempo pasó y la guerra llego a su fin, pero dos hechos mas que misteriosos volvieron a reabrir la polémica sobre la posible existencia de una base nazi en tierras del polosur. El primero sucedió el 10 de julio de 1945.
Aquel amanecer prometía ser como cualquier otro en el tranquilo puerto de Mar de Plata en la costa argentina. Lejos quedaba ya la guerra y la rendición de Alemania, que se había producido hacia tres largos meses. Al despuntar el alba varias embarcaciones se hicieron a la mar para faenar en el tranquilo balneario. En eso andaban varios pescadores cuando atónitos, observaron algo increíble. Entre las brumas, se adivinaba la silueta de un submarino. Navegaba lentamente, como si tuviera problemas en las máquinas. Pero la sorpresa residía en la bandera que ondeaba. No cabía duda, era la bandera nazi. Los marineros no daban crédito a lo que estaban viendo. Sin embargo las enormes dimensiones y las características del sumergible eran las de un U-Boot. Un submarino de guerra nazi.
Los marineros pusieron rumbo de nuevo al puerto para dar cuenta a las autoridades. Mientras eso sucedía, advirtieron que el submarino encaraba el mismo rumbo que ellos. Parecía seguirles. Efectivamente, minutos mas tarde, el submarino enfilaba ya su proa hacia el puerto pasando la escollera sin que su presencia fuera en principio advertida por los trabajadores del muelle. Luego, detuvo sus motores y desde cubierta comenzó a emitir señales luminosas con un claro mensaje a los responsables marítimos: ¡Formamos parte de la derrotada escuadra del Reich. Nos rendimos a las autoridades!. Era asombroso. Aquel sumergible, alejado completamente de su pais de origen, había recalado casi en el fin del mundo. ¿De donde demonios salío?, y sobre todo, ¿Qué había hecho en todos esos meses?. ¿Acaso siguió combatiendo en solitario?.
Las sorpresas no acabarían ahí, Algo más extraordinario aún iba a suceder. Un mes mas tarde, concretamente el 17 de agosto, se difundió como la pólvora una noticia explosiva. Otro submarino alemán acababa de rendirse de nuevo. El comunicado decía: “El sumergible alemán se encuentra ya fondeado en el puerto de Mar del Plata, es el U-977. Su tripulación se compone de 32 hombres, de los cuales cuatro son oficiales. El comandante es el teniente de fragata Heinz Schaeffer”.
Aparentemente el nuevo submarino buscaba el mismo destino final que el U-530, pero fue capturado en alta mar por un rastreador de la armada argentina, que estaba realizando misiones de patrullaje en la zona. De acuerdo con la documentación encontrada a bordo, el sumergible zarpo también de Kiel el 13 de abril, de Oslo (Noruega) el 22, y de Kristiansand (Dinamarca) el 2 de mayo . Continuó viaje en incursión sumergida por la zona vigilada del Atlántico, pasando entre las islas Faroe e Islandia, dirigiéndose al sur rumbo a las Islas Canarias. A partir de ahí navego en superficie siguiendo la costa Brasileña hasta llegar a Mar del Plata. Se encontraba en perfecto estado y poseía instrumentos modernos para la época, como un equipo de hundimiento simulado, consistentes en cajas con sustancias químicas que una vez arrojadas, producían burbujas dando la sensación de que la nave estaba hundiéndose.
Había permanecido un total de casi cinco meses navegando en solitario. Para que nos hagamos una idea de lo que significa eso, el U-977 permaneció sumergido 66 días.
Pero había algo interesante en su travesía. En la costa Noruega antes de partir hacia su lejano destino final, desembarcaron del submarino 16 hombres casados. Eran suboficiales que en su mayor parte tenían familia en Alemania. Quizás esa decisión tenia relación con el tipo de misión que deberían desempeñar en su destino final. O quizás ni el mismo Schaeffer supiera el motivo de esa decisión, y no hizo mas que cumplir las ordenes que recibió por radio desde Berlín.
Empezaba a ser evidente que los dos sumergibles aparecidos, tenían más bien la apariencia de ser meros transportes submarinos, y que seguían una ruta “en convoy” con más submarinos acompañándoles. Esto quedo claro cuando llegaron las noticias de un tercer submarino del supuesto convoy. Se trataba de un sumergible nazi procedente de Noruega, que apareció frente a Leixoes en Portugal el 4 de junio de 1945. La tripulación de esta nave también estaba sobrecargada con 47 hombres que tampoco sobrepasaban los 25 años. En este caso la rendición se produjo por problemas en sus máquinas.
¿Se dirigían hacia una base en el polo sur? Hoy sabemos que hubo una discreta expedición nazi a la Antártida. Discreta ya que no se publicito excesivamente en los medio de comunicación de la época. De hecho ni siquiera aviso de su partida a las diferentes sociedades científicas de la época. Fue a finales de 1938 y regreso al año siguiente, causando una gran sorpresa mundial debido al silencio absoluto que cubrió sus actividades, desde el comienzo hasta la terminación de las mismas.
“Cumplí ordenes del mariscal Goering”, declaro el capitán Alfred Ritscher, al regresar a Hamburgo a bordo del Schwabeland el 12 de abril de 1939. Cinco meses más tarde se iniciaba la Guerra Mundial y evidentemente, el III Reich estaba buscando localizaciones seguras para sus bases en el sur. La declaración del jefe de la expedición antártica nazi no dejaba lugar a dudas.
En una de las pocas declaraciones de Ritscher a la prensa, dijo lo siguiente: “Es la primera vez que aviones alemanes volaban sobre el Continente Antártico, en condiciones por demás difíciles amerizaron en las heladas costas polares para izar el pabellón indicativo de la soberanía alemana. Los aviones arrojaban cada 25 kilómetros, pilotes con la bandera del Reich, como también se marcaban los puntos extremos de cada vuelo. Se ha descubierto una región de 600.000 kilómetros cuadrados de los cuales, 350.000 han sido fotografiados en tal forma que es posible confeccionar un mapa perfecto de la zona descubierta”. Así mismo también hablo de unas cordilleras de 4000 metros de altura que habían sido delimitadas por los aviones nazis. Todo ese territorio quedo bautizado como Neuschwabenland (Nueva Suevia).
Cuando la actividad de esa zona durante la guerra decreció a mediados de 1940, esas bases se convirtieron en depósitos donde se acumuló todo el material necesario para construir un refugio en el interior del continente. Víveres, combustibles, ropas y otros elementos eran transportados por los U-Boot’s alemanes.
Hipotéticamente la base de submarinos debió construirse en tres años, para entonces en 1943, el almirante Doenitz hizo su famosa y enigmática declaración elogiando los trabajos de la flota submarina nazi. Hoy sabemos que en agosto de 1940, el doctor Wohlwill, director del Deutsche Reichsinstitut fuer Metallen(Instituto Alemán del Reich para el Metal), hizo un llamamiento a los técnicos alemanes especializados en metalurgia para preparar proyectos de construcción a base de metales no ferruginosos, destinados a soportar temperaturas inferiores a ¡60 grados bajo cero!. Desde luego no era para las frías estepas rusas. ¿En que otro lugar del planeta, que no sea la Antártida, podía hacer falta ese tipo de aleación?.
No sabemos realmente si la construcción se llevo a cabo o no, pero quizás cuando en 1947 el almirante americano Byrd, capitaneó una de las más famosas expediciones militares sin precedentes al continente antártico, lo que realmente buscaba era esa legendaria base.
Puede que algún soleado día del siglo XXI se den a conocer los documentos secretos que guarda el Departamento de Estado y los servicios de inteligencia americanos y entonces, sepamos de una buena vez, que ocurrió realmente en la Antártida durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Quizás, solo quizás, el ejercito del almirante Byrd había librado la ultima batalla de la guerra. Enfrentándose así, al ultimo batallón nazi en las gélidas tierras del Polo Sur.
1947: Operación High Jump
Entre finales de 1946 y comienzos de 1947, la mayor fuerza militar expedicionaria que los EE. UU. haya enviado a la Antártida hasta el presente comienza a desplegarse desde las bases norteamericanas en el Mar de Ross (al sur de Nueva Zelandia) hacia el continente, divididos en tres grupos convergentes, iniciando una invasión de vastos alcances.
La Task Force 68, la fuerza invasora, está compuesta por 13 barcos (entre rompehielos, destructores, cargueros y buques tanques de aprovisionamiento), 2 lanzadores de hidroplanos, un buque de comunicaciones, un submarino (Sennet) y un portaviones (Phillipine Sea); los efectivos embarcados suman 4.200. Lidera la operación el Almirante Richard Byrd.
Unidades participantes:
Grupo Oriental (al mando del capitán George J. Dufek’):
Portahidroaviones USS Pine Island (AV-12)
Petrolero USS Canisteo (AO-99)
Destructor USS Brownson (DD-868)
Grupo Occidental (al mando del capitán Charles A. Bond’):
Portahidroaviones USS Currituck (AV-7)
Petrolero USS Cacapon (AO-52)
Destructor USS Henderson (DD-785)
Grupo Central:
Buque de comunicaciones USS Mount Olympus (AGC-8)
Rompehielos USS Burton Island (AG-88)
Rompehielos USCGC Northwind (WAG-282)
Buque de suministros USS Yancey (AKA-93), daños diversos en el casco.
Buque de suministros USS Merrick (AKA-97), remolcado hasta Nueva Zelanda para ser reparado, dado de baja a su regreso.
Submarino USS Sennet (SS-408)
El portaaviones USS Philippine Sea (CV-47) también participó aunque no fue asignado a ninguno de los grupos.
Oficialmente la Operación Highjump eran simples maniobras que tenían por objeto «probar equipos militares y tropa en condiciones antárticas»…
La expedición estaba planeada y equipada para una duración de 6 a 8 meses. La misión es esencialmente militar, se ha desestimado la participación de observadores extranjeros y ha contado con el
concurso de un limitado número de científicos especializados, lo cual destaca su carácter prioritariamente militar. La magnitud del esfuerzo aeronaval sumado a trascendidos sobre algunos de los verdaderos objetivos de la misión, serán motivo de especulación todavía décadas más tarde sobre sus verdaderos fines.
Los alemanes del Reich se repliegan en la Antártida
En 1938 y 1939, la Sociedad Alemana de Investigaciones Polares respalda sendas exploraciones liderada por el capitán Alfred Ritscher, quien navega en el buque Schwabenland. La expedición arriba a la región conocida como Queen Maud Land y aerofotografía más de 600.000 km2.
Las circunstancias que se viven bajo el régimen NS llevarán a suponer que más allá del carácter civil y científico de las mismas influyeron de forma decisiva consideraciones estratégicas y militares.
Durante la guerra, escuadrillas de submarinos alemanes habían estado incansable y frenéticamente yendo y viniendo de la Antártida. Los alemanes estaban construyendo enormes complejos subterráneos en las tierras antárticas, no escatimando recursos ni científicos. Es allí a donde huyeron casi todos los jerarcas NS que «desaparecieron», empezando por Adolf Hitler.
Según el investigador portugués J. Garrido, una semana antes de la rendición alemana en 1945, el comandante de la flota de submarinos alemanes, Almirante Doenitz, afirmaba que nunca se rendiría a los Aliados.
Hitler huyo
Documentos de varias fuentes de servicios secretos han apoyado la afirmación del entonces general norteamericano Dwight Eisenhower –posteriormente presidente de los EE.UU. (1.953-1.961)- a Stalin: «creo que Hitler a escapado«. Las informaciones revelaron que Adolf Hitler huyó a España, donde poco después un submarino le llevó a Argentina donde murió de viejo. Y claramente estaba constantemente en las bases militares de la Antártida.
Los cuerpos carbonizados que encontraron en un bunker en Berlín pertenecían a un doble de Hitler y de su mujer Eva Braun, a quienes les hicieron todo el trabajo dental, les mataron y quemaron. Es de recordar que ENCONTRARON 6 ESCENARIOS IDÉNTICOS y la CIA ocultó la verdad para evitar la vergüenza pública de que América «no fue capaz de capturar a Hitler».
El prestigioso Almirante Byrd comanda la Operación High Jump.
Richard Byrd participa en la Operación High Jump como oficial a cargo de la misma en tanto que el comando de la Task Force 68 recae en el almirante en activo Richard H. Cruzen.
Si el propósito declarado de la operación era el del entrenamiento de personal y puesta a prueba de equipos militares en condiciones extremas, ¿por qué era necesario enviar tantos barcos, unidades y soldados y por qué se prohibió la presencia a observadores extranjeros?
Durante esta operación Byrd había sobrevolado, por lo menos una vez, todo el territorio de Neuschwabenland, desde la dirección sur-oeste hasta las tierras altas de Ritscher (Ritscher Hochland) y las áreas Este del Polo Sur. Sin saberse por qué, Byrd regresa a Estados Unidos en Febrero de 1947 y declara en una entrevista que le hace un reportero que era «necesario para los Estados Unidos tomar acciones defensivas contra aviones de combate enemigos que vienen de las regiones polares» y que en caso de una nueva guerra «los Estados Unidos serían atacados por aviones que pueden volar de un polo a otro con increíble velocidad»
Otras extrañas declaraciones realizadas en Estados Unidos por Byrd y otros militares en ruedas de prensa hablaban de avistamientos y encuentros con aeronaves de altas capacidades no comparables con los más avanzados aviones a reacción de la época.
El almirante Byrd tuvo que enfrentarse a un secreto y minucioso interrogatorio de las autoridades norteamericanas. Tras ello, Estados Unidos se retiró de la Antártida durante casi una década.
Pero aún después de terminarse la Operación High Jump, siguieron ocurriendo cosas extrañas: James Forrestal, Secretario de Defensa en el período de la operación, es internado en 1948 en un hospital, donde bajo extrañas circunstancias cae de un décimo piso… Oficialmente fue un suicidio. ¿Y por qué nada le ocurrió al almirante Byrd? Seguramente porque era demasiado prominente y demasiado respetado por el pueblo norteamericano, su muerte hubiera sido demasiado llamativa. La realidad fue que Forestal dijo al presidente Harry S. Truman que sacaría a la luz pública la verdad acerca de los ET´s en la Tierra, lo cual, según el destacado militar Milton William Cooper –condecorado con la «Navy Commendation Medal» y la «Navy Achievement Medal», fue una mala idea que el propio presidente Truman le persuadió a no seguir. Es de entender que agentes de la CIA entrasen al hospital militar, le ataran una sabana al cuello y lo lanzaran por la ventada de su habitación.
Richard E. Byr no estaba lejos de tener el mismo destino si se decantaba por revelar públicamente lo que sucedió en High Jump y/o lo que presenció en «las Tierras más allá del Polo». Fue amenazado, aunque años antes de morir escribió un sorprendente testimonio de su visita a «aquellas Tierras», lo cual sustenta la «Teoría de la Tierra Hueca».
Inmediatamente después de la Guerra de los Pingüinos, el 19 de febrero de 1947 el propio Byrd sobrevuela una vez más el Polo Norte, por orden de su país, llegando a «nuevas tierras desconocidas». Su críptico y singular testimonio sobre esta nueva misión, que en forma fragmentaria reproduce la prensa, es inicialmente soslayado, aunque seguirá alimentando una suerte de leyenda sobre enigmas existentes en las latitudes polares, lo que sumado a la inaccesibilidad relativa a los mismos por parte de fuentes no militares o científicas los hará perdurar.
Americanos y soviéticos, juntos en la Antártida.
Es muy extraño el hecho de que en la Operación High Jump participaran fuerzas soviéticas, por ejemplo algunos barcos. ¿Soviéticos y americanos colaborando juntos a principios de la Guerra Fría? ¿Acaso los nuevos enemigos se reconciliaban por un corto periodo para terminar de acabar con el enemigo común, el Reich alemán?
Extensas e inéditas operaciones aéreas.
El grupo principal, de reconocimiento aéreo magnético y fotográfico, opera desde una pista continental construida para lanzar aviones del tipo DC3 adaptados para vuelos de largo alcance de relevamiento aerofotográfico. Se tomaron 70.000 aerofotografías en dos semanas, lo cual demuestra los amplios recursos aéreos empleados en la operación. ¿Qué estaban buscando los americanos?
Explosiones atómicas en Neuschwabenland.
¿Se llevaron a esta expedición bombas atómicas, como indican algunas fuentes? Algunos autores indican que se detonaron bombas atómicas en Neuschwabenland. Estas explosiones atómicas serían la causa del actual agujero de la capa de ozono en la Antártida.
De cualquiera de las formas, las bases alemanas en la Antártida no estaban en superficie, sino que eran subterráneas. ¿Contaban los alemanes del Reich con la posibilidad de un ataque atómico? Sin duda. Tengamos en cuenta que los norteamericanos no habían tenido reparos en lanzar dos bombas atómicas contra los núcleos civiles japoneses de Hiroshima y Nagasaki, en que perecieron carbonizadas cientos de miles de personas inocentes y quedaron con graves secuelas de por vida otros tantos. ¿Podían tener entonces reparos en lanzar bombas atómicas contra un continente sólo habitado por nazis y pingüinos?
Según ciertas fuentes, sí es seguro que por lo menos en 1958, año en que se realizó una nueva «expedición» estadounidense a la Antártida, se llevaron armas nucleares y se emplearon tres veces: el 27 y 30 de Agosto y el 9 de Septiembre. Ninguno de los tres misiles atómicos explosionó en el suelo antártico, sino que, sin encontrársele explicación, estallaron en pleno vuelo sobre el mar cuando se dirigían a su objetivo.
La retirada…
Si bien se estimó para la Operación High Jump una duración de seis a ocho meses, las fuerzas invasoras debieron retirarse al cabo de seis semanas, después de numerosas pérdidas no determinadas en material y hombres. Otras fuentes indican que la retirada empezó a las tres semanas, tras producirse decisivos combates entre atacantes y defensores de Neuschwabenland.
No sabemos cuáles fueron las bajas reales de los invasores, pero se sabe por ejemplo que el submarino Sennet, oficialmente por causa de los hielos antárticos, llegó a sufrir serias abolladuras en su casco, debiendo ser retirado durante la operación a un puerto de Nueva Zelanda para ser reparado. También se sabe que se perdieron varios aviones de combate y material aéreo de alta tecnología, y que hubo pérdidas humanas, en concreto muertes de marines norteamericanos. ¿Todo esto en una operación de adiestramiento?
En los Estados Unidos fue muy difícil justificar a la opinión pública las bajas acaecidas en la Antártida, pero el caso fue oficialmente cerrado. Los militares llamaron a esta operación como «la guerra de los pingüinos», después de que el gobierno federal declarara una y otra vez a la suspicaz opinión pública norteamericana que en la Antártida sólo vivían pingüinos y que las bajas de personal militar se debían a desafortunados accidentes…
También oficialmente, la expedición fue un «gran éxito» porque «permitió conocer muchos nuevos aspectos del uso de equipo militar bajo condiciones extremas». Entonces, ¿por qué regresó Byrd a Estados Unidos en Febrero de 1947, meses antes de lo previsto?
Después de High Jump.
El 8 de Enero de 1956, varios investigadores de una expedición científica chilena en la Antártida observaron, durante varias horas, OVNIS en forma de «puro» y de disco evolucionando en el cielo del área del Mar de Weddell. En aquel mismo año de 1956, una nueva operación militar fue intentada por los norteamericanos, la Operación Deepfreeze, y los resultados fueron peores que los de la anterior.
En seguida, el 27 de Agosto y el 9 de Septiembre de aquel mismo año, el gobierno de Sudáfrica declara detectar dos emisiones electromagnéticas de alta energía, comparables con explosiones nucleares en la área antártica cercana a sus costas, que corresponde a la zona de Neuschwabenland, una manifestación de carácter subterránea y otra en la superficie. Otros avistamientos conocidos de OVNIS en la Antártica fueron declarados en los años siguientes, especialmente los de 1964 y 1969, por parte de personal de bases militares tanto argentinas como chilenas.
La Antártida, (el polo sur), con sus 14 millones de Km2 sigue siendo el continente más enigmático y poco conocido de nuestro planeta. El hallazgo de un enorme lago de
agua dulce, emplazado por debajo de la espesa cubierta de hielo de la Antártica Oriental, ha sorprendido a los científicos de todo el mundo.
La Antártica es cuatro veces mas grande que los Estados Unidos, tiene el continente mas cercano que es Sudamérica (La tierra de Fuego) a 3000 Km., su altitud máxima es de 5.000 metros (la mayor del planeta) es el mas antiguo continente compuesto en su mayoría de altas montañas recubiertas de hielo y grandes lagos interiores, es fácil esconder una base sin ser descubierta jamás y mas aun si es subterránea fuera del alcance de los satélites espía, además de que la Antártica hoy en día solo ha sido explorada una mínima parte.
Por lo que se refiere a la Antártica, es importante la utilización que de ella hicieron los navíos de la Marina de Guerra Alemana (Kriegsmarine). Durante la Segunda Guerra Mundial estaba sin cartografiar y resulta que los lobos de mar al mando del Almirante Dönitz sabían de la existencia de las grutas antárticas donde un navío se podía cobijar sin ningún problema, llevar a cabo reparaciones, descansar la tripulación y estar tranquilamente sin riesgo alguno a ser localizados.
Pero los planes del Tercer Reich y las actividades de la Kriegsmarine respecto del territorio antártico iban mucho más lejos: los alemanes reclamaron la soberanía sobre un enorme territorio antártico al que denominaron «Neuschwabenland» (Nueva Suabia, en español). En éste territorio construyeron varias bases permanentes, siendo la principal la denominada como «Neuberlin» (Nuevo Berlín).
No por casualidad el Almirante Dönitz, que estaba al mando de la flota de submarinos del Tercer Reich, había declarado durante la guerra lleno de orgullo:
«Die deutsche U-Boot Flotte ist stolz darauf, daß sie für den Führer in einem anderen Teil der Welt ein Shangri-La gebaut hat, eine uneinnehmbare Festung“. Cuya traducción fiel es:
«La flota alemana de submarinos está orgullosa de haber construido para el Führer, en otra parte del mundo, un Shangri-La, una fortaleza inexpugnable».
NEU-SCHWABENLAND (Nueva Suabia) Expedición Alemana Antártida 1938-1939.
La toma alemana de la Antártida
La historia de la exploración antártica alemana se remonta al año 1873, cuando Eduard Dallmann, por encargo de la antes creada Sociedad Alemana de Viajes Navales Polares (deutsche Polar schiffahrtsgesellschaft), con su barco «Grönland» (Groenlandia) descubrió nuevas regiones y pasos en las aguas antárticas. Entre otros descubrió Dallmann la isla llamada Kaiser-Wilhelm en la salida oeste de la Bismarkstrasse a lo largo de las islas Biscoue.
Los alemanes ya entonces se mostraron innovadores en la exploración de las regiones polares, pues el «Grönland» era el primer barco de vapor que exploraba las aguas antárticas.
En los siguientes 60 años tuvieron lugar otras ocho expediciones así como dos expediciones fundamentales, para ser exactos en 1910 bajo el comando de Wilhem Filchner con el barco «Deutschland», así como en 1925 con el barco polar «Meteor» bajo la dirección del Dr. Albert Merz.
En los años previos a la guerra, los deseos hegemónicos de los jefes militares alemanes se hicieron cada vez más fuertes, teniendo la firme intención de construir una base militar en el hielo antártico.
En ese tiempo no existía sobre el Polo Sur tratado internacional alguno y una toma de posición respecto a tales deseos territoriales poco antes del estallido de la inminente guerra mundial pareció, estratégicamente hablando, tener mucho sentido, y podía además gracias a la propaganda del Reich ser empleado como una demostración de fuerza. Por otro lado se tenía que evitar otra provocación de los aliados.
De modo que, en colaboración con la Lufthansa alemana, se desarrolló y llevó a cabo la idea de una operación político-militar, no obstante bajo la apariencia de ‘operación civil’. El mando de esta empresa la recibiría el experimentado capitán polar Alfred Ritscher.
Como barco se eligió el «Schwabenland» (Suabia en español, el nombre de una región alemana), un barco portador de hidroaviones de la Lufthansa desde el que, con ayuda de catapultas de vapor, podían despegar hidroaviones Dornier «Wale» de 10 toneladas de peso…
Esta revolucionaria técnica la empleaba la Lufthansa ya desde 1934 para el tráfico postal con Suramérica. El «Schwabenland» fue adaptado para la expedición antártica en Otoño de 1938 en los astilleros de Hamburgo, lo que costó la enorme suma de un millón de marcos alemanes (RM) de la época, un tercio del presupuesto de la expedición…
A mediados de Noviembre de 1938, mientras se preparaba el barco «Schwabenland», invitó la Sociedad Alemana de Viajes Navales Polares (deutsche Polarschiffahrtsgesellschaft) a Hamburgo al por entonces ya legendario explorador antártico norteamericano Richard Byrd, con motivo del visionado especial de su nueva película antártica.
Esta película fue proyectada en Urania en Hamburgo ante 82 asistentes, de los cuales 54 eran miembros de la tripulación del «Schwabenland», como forma de adiestramiento y preparación ante la inminente expedición. Byrd, quien ya en 1929 casi había sobrevolado el Polo Sur, era en aquel tiempo aún un civil, si bien era un héroe nacional para los americanos.
Ironía de la historia que exactamente este Richard Byrd en el año 1947 con el rango de almirante de los EE.UU. dirigiera la mayor operación militar en la Antártica, la Operación Highjump. Todo indica que aquella hasta hoy secreta operación, que muy probablemente tenía como objetivo la destrucción de la base alemana conocida como ‘base 211’, fracasó completamente.
La operación Deep freeze
El 8 de Enero de 1956, varios investigadores de una expedición científica chilena en la Antártida observaron, durante varias horas, OVNIs en forma de «puro» y de «disco» evolucionando en el cielo del área del Mar de Weddell.
En aquel mismo año de 1956, una nueva operación militar fue planeada por los norteamericanos, la Operación Deep freeze, y los resultados fueron peores que los de la anterior.
Según ciertas fuentes, sí es seguro que por lo menos en 1958, año en que se realizó la nueva «expedición» estadounidense a la Antártida, se llevaron armas nucleares y se emplearon tres veces: el 27 y 30 de Agosto y el 9 de Septiembre. Ninguno de los tres misiles atómicos explosionó en el suelo antártico, sino que, sin encontrársele explicación, estallaron en pleno vuelo sobre el mar cuando se dirigían a su objetivo.
En ésas fechas, el gobierno de Sudáfrica declara detectar dos emisiones electromagnéticas de alta energía, comparables con explosiones nucleares en la área antártica cercana a sus costas, que corresponde a la zona de Neuschwabenland, una manifestación de carácter subterránea y otra en la superficie.
Desde 1958 se desconoce si los Nazis pudieron sobrevivir al ataque.
Sudáfrica, luego de detectar tales explosiones obligó so pena de abrir la boca, a EEUU a firmar el Tratado Antártico de no proliferacion de armas nucleares en 1959 más asistencia militar y política para el apartheid.
Siempre que los americanos han intentado invadir Neuschwabenland, fuerzas misteriosas les han repelido.
Otros avistamientos conocidos de OVNIS en la Antártica fueron declarados en los años siguientes, especialmente los de 1964 y 1969, por parte de personal de bases militares tanto argentinas como chilenas.
Artículo publicado en el periódico argentino «La Razón» de Buenos Aires hacia 1977/78.
Algunos autores indican que éstas explosiones atómicas serían la causa del actual agujero de la capa de ozono en la Antártida.
FUENTE:http://xsoviet.over-blog.net/article-neuschwabenland—el-paraiso-antartico-nazi-42319757.html