MISTERIO

¿Podría ser el «fin del mundo» según el calendario maya en 2020?


«Siguiendo el calendario juliano, estamos técnicamente en 2012. El número de días perdidos en un año por el cambio al calendario gregoriano es de 11 días. Durante 268 años hemos utilizado el calendario gregoriano (1752-2020), eso por 11 da 2.948 días, que dividido por 365 (por año) es igual a 8 años».

La cita previa corresponde a un tuit del científico Paolo Tagaloguin, que fue recogido y potenciado por varios medios masivos online, como el británico Daily Express, que llegó a la misma conclusión: que la diferencia en calendarios también debe aplicarse al maya —más exactamente al conocido como calendario mesomericano de cuenta larga—. Este calendario maya terminaba el 21 de diciembre de 2012, lo que en aquel entonces suscitó todo tipo de elucubraciones apocalípticas.

Afortunadamente, el fin del mundo no ocurrió en 2012. Muchos estudiosos sugirieron que la agorera predicción estaba basada en una mala interpretación del calendario mesoamericano, que no se refería al fin del mundo sino simplemente al comienzo de un nuevo ciclo de 5.125 años para la humanidad, algo que de acuerdo a la sabiduría maya sucedió antes sin consecuencias funestas.

Sin embargo, esta diferencia de ocho años parece tirar el susodicho «fin del mundo» —o de ciclo, mejor dicho— maya para este año 2020. Un año que comenzó con graves incendios forestales, amenazas de una tercera guerra mundial, plagas de langostas, y siguió con una pandemia de coronavirus que ha puesto al mundo, social y económicamente, en jaque. Por lo que si alguien pregunta, 2020 parece llenar todas las casillas para ser un año apocalíptico.

Pero analicemos con detenimiento el tuit del científico Paolo Tagaloguin que empezó todo esto. ¿Se trata de un experto en la cultura maya? ¿Es un especialista en calendarios o alguien aficionado a acertar predicciones?

No, Tagaloguin es solo un biólogo especializado en plantas y académico de Fulbright actualmente trabajando en la Universidad de Tennessee, y el tuit fue solo una de las tantas reflexiones propias que da este joven e inteligente científico en su red social, tal vez para matar el aburrimiento.

Es cierto que los eruditos en la cultura maya han utilizado por largo tiempo el calendario gregoriano (que calcula las fechas para atrás desde su aceptación oficial en 1582) para determinar las fechas correspondientes en el calendario maya. Pero Tagaloguin probablemente no estaba al tanto que para hacer la correlación al año 2012, los expertos también tuvieron en cuenta al calendario juliano y las subsecuentes discrepancias causadas por el cambio de uno a otro (en 1752 para Gran Bretaña y sus colonias americanas).

Finalmente, las unidades del calendario mesoamericano —20 días eran igual a un uinal, 18 uinals (360 días) conformaban un tun, 20 tuns conformaban un k’atun, y 20 k’atuns conformaban un b’ak’tun— están basadas en las mejores estimaciones a partir de las escrituras mayas.

El calendario gregoriano es denominado así por ser su promotor el papa Gregorio XIII, quien promulgó su uso por medio de la bula Inter Gravissimas. A partir de 1582, sustituyó gradualmente en distintos países al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a.C. El calendario juliano era, básicamente, el calendario egipcio, el primer calendario solar conocido que estableció la duración del año en 365,25 días.

La creencia de que el calendario maya predecía el fin del mundo para el 21 de diciembre de 2012 (o ahora 2020) comenzó en 1957, con la declaración de la mayanista y arqueoastrónoma Maud Worcester Makemson, quien dijo que «el fin de un Gran Periodo de 13 b’ak’tuns habría sido de suma importancia para los mayas». Y la cosa escaló rápidamente en 1966, cuando el arqueólogo Michael D. Coe dijo que «el Armageddon limpiará a toda la gente degenerada del mundo y toda la creación en el día final del decimotercer b’ak’tun; por lo que nuestro presente universo será aniquilado cuando el Gran Ciclo de la Cuenta Larga se complete».

Ambas interpretaciones anteriores fueron basadas en meras estimaciones especulativas, pero eso no impidió que fueran tomadas y ampliadas a niveles apocalípticos por los agoreros de siempre. Paolo Tagaloguin no parece ser una de estas personas, sino un científico matando el tiempo durante el confinamiento por coronavirus, y solo vertiendo en las redes sus cálculos y elucubraciones. No obstante, la repercusión que tuvieron sus palabras fueron tales, que el científico hasta decidió cerrar su cuenta de Twitter.

La importancia que la gente le dio a este simple tuit tal vez vaticine mejor qué tan cerca estamos del final de los tiempos.

Por Paul Seaburn.

Si te gustó este artículo, tal vez te interese leer:





Source link

Deja una respuesta