MISTERIO

Investigan el sitio del bólido de Tunguska en busca de «materia cósmica»


Científicos rusos han estado escudriñando un remoto lago de Siberia en busca de «materia cósmica» que pruebe que un meteoro causó la famosa explosión de Tunguska en 1908, un evento que algunos achacan a una intervención extraterrestre.

El evento de Tunguska devastó misteriosamente 2.000 kilómetros cuadrados de tierra en Siberia. Y aunque se manejan más de 30 teorías e hipótesis sobre lo ocurrido, la más popular de todas dice que la explosión fue causada por un meteoro que explotó a unos 8 kilómetros de tocar la superficie.

Sin embargo, jamás se ha encontrado evidencia de roca espacial alguna en el área, lo que ha llevado a cuestionar la explicación oficial. Otras teorías incluyen una erupción volcánica, un cometa hecho mayormente de hielo, un mini agujero negro chocando con la Tierra, y la intervención de una raza extraterrestre que disparó un arma y eliminó un asteroide o cometa antes que impactara contra la superficie y causara mayor daño.

Los residentes locales Evanki creen que se trató de la visita de un furioso dios llamado Ogdy.

Los investigadores tomando las muestras del lago.

Sea como sea, ahora una expedición está tratando de hallar evidencia en el lago Zapovednoye y así probar que la teoría oficial es la correcta. A pesar que no se han localizado depósitos, los investigadores han encontrado sedimentos relacionados con el momento inmediatamente posterior a la explosión, a unos 40 kilómetros del epicentro.

Los testigos de aquel entonces describieron la escena como «el cielo abriéndose en dos» y la consecuencia fue 80 millones de árboles aniquilados, pero sin cráter alguno.

El bosque arrasado por la explosión del bólido de Tunguska.

«El misterio de la catástrofe de Tunguska preocupa tanto a científicos como al público», dijo el biólogo Dr Arthur Meidus, subdirector de una reserva natural cercana, al Siberian Times. «Descubrimos una capa de sedimentos de un color claro distintivo en los sedimentos del lago Zapovednoye».

El contenido de la capa de sedimentos —potasio, titanio, rubidio, itrio y circonio— permitieron enlazarlo a las consecuencias de la explosión de Tunguska.

«De esta manera sabemos qué capa de sedimentos puede contener partículas de origen extraterrestre», añadió Meidus.

La próxima etapa de la investigación consistirá  en la búsqueda precisa de micropartículas de origen espacial en los sedimentos datados por radiocarbono. En el proceso se aplicará la técnica de fluorescencia de rayos X y la radiación de sincrotrón para identificar los elementos y medir sus concentraciones hasta millonésimas porcentuales.

«El meteorito no está aquí como un cuerpo físico pero los rastros de una extremadamente poderosa explosión sí, que es lo que estamos estudiando. Muchos de nosotros espera desentrañar lo que ocurrió en aquel 30 de junio de 1908», concluyó.

Tunguska en la actualidad.

Científicos del Instituto Novosibirsk de Física Nuclear, del Instituto de Geología y Mineralogía, de la Reserva Natural de Tunguska, y del Instituto Krasnoyarsk de Biofísica, están involucrados en la investigación.

Testimonios

«Hubo una explosión en el cielo y un poderoso choque. El choque fue seguido de un ruido como piedras cayendo del cielo, o armas disparando. La tierra tembló», recuerda un siberiano nativo situado a 60 km del epicentro.

«Parecía el Armagedón. Todo se volvió tan caluroso que no lo podía soportar, mi camisa estaba ardiendo», dijo otro testigo. «Me la quería arrancar y tirar, y luego el cielo se cerró. Un fuerte golpe sonó y fui arrojado varios metros en el aire».

La explosión causó ondas de choque tan lejos como Gran Bretaña, y en los días siguientes se avistaron una serie de extraños fenómenos sobre el cielo de Europa, como nubes plateadas y brillantes, vistosas puestas de sol y un inusual brillo en la noche.

Desde las primeras expediciones soviéticas en la remota región de Siberia, el aspecto desconcertante fue la falta de escombros o cráteres en la superficie. El científico italiano Luca Gasperini, de la Universidad de Bolonia, cree el lago Cheki, a 8 km del epicentro, es el eslabón perdido. Sin embargo, su teoría ha sido puesta en duda por científicos rusos.

Algunos creen que el arma de una civilización extraterrestre destruyó a un gran meteoro antes de su impacto contra la Tierra. También se ha sugerido que lo que lo que en realidad explotó fue una nave espacial.

Los investigadores predicen que al estudiar los sedimentos serán capaces de establecer inequívocamente que lo de Tunguska fue la explosión de un meteoro en la atmósfera, y que lecciones sobre lo ocurrido ayudarán a lidiar con futuras incursiones de rocas espaciales a nuestro planeta.

Fuente: Siberian Times/Daily Mail.





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