MISTERIO

Identifican dinosaurio que era tan ágil como un cheetah y más fuerte que un velociraptor


Se trata de uno de los últimos raptores que corrió sobre la faz de la tierra.

Hace mucho tiempo, en lo que ahora es el sur de Estados Unidos, grandes dinosaurios cazaban a sus presas. A la sombra de estos gigantes, y casi 70 millones de años después, los paleontólogos han descubierto un depredador emplumado, de apenas un metro de altura y casi dos metros de largo, y cuya habilidad lo convertía en un depredador que no podía ser subestimado a pesar de su tamaño.

Inicialmente descubierto en Nuevo México en 2008, el espécimen acaba de ser identificado como un dromaeosáurido —una familia de dinosaurios más popularmente conocidos como «raptores»— y, a juzgar por los 20 fósiles fragmentados desenterrados, probablemente era un cazador que se movía con gran velocidad y tenía la agilidad de un cheetah (guepardo), el más rápido de todos los animales terrestres en la actualidad.

Ahora esta feroz criatura tiene oficialmente un nombre: Dineobellator notohesperus, que significa ‘guerrero navajo del suroeste’. Y mientras que su pequeño cuerpo era generalmente del mismo tamaño que su pariente, el velociraptor (que contrario a lo visto en la película Jurassic Park, tenía el tamaño de un perro grande), parece ser más fuerte y ágil.

«Las características de las extremidades anteriores del animal, incluidas las áreas ampliadas de las garras, sugieren que este dinosaurio podría flexionar fuertemente sus brazos y manos. Esta habilidad puede haber sido útil para aferrarse a la presa, usando sus manos para animales más pequeños como pájaros y lagartos, o tal vez sus brazos y pies para especies más grandes como otros dinosaurios», explica el paleontólogo Steven Jasinski.

Su cola también poseía características únicas. Mientras que la mayoría de las colas de las aves rapaces eran rectas y rígidas con estructuras en forma de varilla, la cola del Dineobellator era bastante flexible en su base, permitiendo que el resto de la cola permaneciera rígida y actuara como un timón.

«Piensa en un cheetah persiguiendo a una gacela en la sabana hoy en día. Su cola permanece recta mientra corre a su presa. Sin embargo, cuando la gacela cambia de dirección y el cheetah se ve obligado a hacer lo mismo, su cola también gira para oficiar de contrapeso y ayudarle con el movimiento», dice Jasinski. «Una cola rígida que es altamente móvil en su base permite una mayor agilidad y cambios de dirección, y potencialmente ayudó al Dineobellator a perseguir presas, especialmente en hábitats abiertos».

Cicatrices de guerra

Y mientras el anterior hecho es sorprendente, las heridas halladas en el esqueleto tal vez lo sean más aún.

En las costillas de la bestia, los investigadores hallaron heridas sanadas, y en las garras identificaron marcas que apuntan a la lucha contra otro raptor, posiblemente compitiendo por recursos o por pareja. Tal comportamiento inferido a partir de los fósiles tienen un enorme valor, y es solo una parte de lo que hace a este nuevo descubrimiento tan asombroso.

Dinosaurio con plumas

Si bien no se recuperaron todos los huesos de este dinosaurio, los huesos del antebrazo tienen pliegues —pequeñas protuberancias en la superficie donde las plumas serían ancladas por los ligamentos—, una indicación de que Dineobellator tenía plumas en la vida, similares a las inferidas para el velociraptor.

«A medida que encontramos evidencia de que más miembros poseen plumas, creemos que es probable que todos los dromaeosáuridos tengan plumas», admite Jasinski. «El descubrimiento también insinúa algunos de los hábitos depredadores de un grupo de dinosaurios icónicos carnívoros que vivieron justo antes del evento de extinción que acabó con todos los dinosaurios que no eran pájaros».

Evolución

En mayor perspectiva, esta nueva especie también nos dice algo sobre la evolución y migración de los dinosaurios. El Dineobellator, por ejemplo, pertenece a su vez a un grupo más pequeño de dinosaurios llamados velociraptorines, que tenían otros miembros alrededor del mundo.

«Esto indica que los miembros de Asia migraron a Norteamérica durante el Cretácico tardío, cerca del final de la era de los dinosaurios, y se diversificaron en nuevas especies. Luego, de alguna manera, estos 20 huesos sobrevivieron al paso del tiempo, dejándonos un legado sobre el primer esqueleto significativo de un dromaeosáurido en esta parte del mundo», concluye Jasinski.

El estudio ha sido publicado en Scientific Reports.

Fuente: ScienceAlert.





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